Horizontes.

Artistas seleccionados

SOL OOSEL

«Las coristas». 2022.

Rocas del desierto de Mina modeladas a partir de ondas sonoras.

Descripción de la obra

Los intereses de Sol Oosel, artista multidisciplinario, son muy diversos, tanto en su ejercicio como creador, o en relación con las disciplinas en las que incursiona, él va más allá de la definición que se pueda trazar del perfil de un escultor o un artista sonoro, lo mismo trabaja con guión, danza o cine. Desde esta óptica plural, es que proyecta sus ideas en propuestas, que si bien se manifiestan con una materialidad concreta, como es el caso de Las coristas, donde también integra y pone en diálogo aspectos significativos sobre el comportamiento de la materia, el sonido y su relación con las personas, confiriendo a su impronta —casi científica— un discurso con carga poética importante.

Esta pieza, encuentra eco en las realizadas por un grupo de artistas estadounidenses a manera de intervenciones en el paisaje, desde finales de los años sesenta, conocidos como los precursores/fundadores del Land Art o Arte de la Tierra. En aquellas obras, tanto como en la presente, podemos dar cuenta del territorio —casi nuevo si se compara con la historia del arte tradicional— donde la escultura no es, en absoluto, un objeto conmemorativo o figurativo en tanto que no representa , nada ni a nadie, salvo a sí misma.

La relación con el objeto escultórico, se ha modificado y ha dado lugar a la consideración de múltiples y muy distintos objetos aunque también situaciones, que implican repensar no solo la idea de la propia categoría de la escultura, como tradicionalmente se conoce, sino del paisaje, el sonido, el vacío, el tiempo y porque no, de nosotros mismos. Una de estas «situaciones» es la que plantea Sol como premisa, la idea de modificar la intervención del escultor sobre una masa, en este caso la piedra, sustituyendo la tradicional talla directa para convertir la piedra en otra cosa, una figura humana, por ejemplo o un animal, incluso una figura geométrica, en cambio, es desplazada por la sutil intervención del sonido, que afecta, según el artista, la estructura esencial de la materia, de modo tal, que podría extrapolarse la propuesta y pensar, por un momento en que vernos a nosotros mismos expuestos ante la obra, de alguna forma, también modifica nuestra esencia.

Con Las coristas, Sol Oosel construye puentes entre la materia y el espacio, de tal forma que el espectador puede intuir, sin problemas, el origen de cada uno de los elementos del conjunto, en aparente estado puro; sin embargo, afectados ya por la labor del artista quien las ha sometido a mínimos cambios, al ser expuestas a ondas sonoras que han —en mayor o menor grado, según la vista lo permite— modificado la sustancia de estas piedras, hoy esculturas sonoras. Esta intervención se llevó a cabo en el sitio mismo donde el artista encontró su material, el desierto de Mina.

Importante mencionar que en colaboración con el cineasta Guillermo Garza, se ha llevado a cabo también, un cortometraje filmado en 16 mm. sobre la interacción in situ, entre el artista y Las coristas.

Semblanza del artista

Sol Oosel (Monterrey, México. 1977) Es licenciado en Mercadotecnia por el Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Monterrey (ITESM); realizó estudios de Dirección de Cine en la Escuela Superior de Cine y Audiovisuales de Cataluña, así como teatro en la Escuela de Teatro de la Facultad de Filosofía y Letras, de la Universidad Autónoma de Nuevo León.

Su experiencia artística comienza en la década de los noventa con dos rumbos claros: el del arte contemporáneo y el de la música. Por el lado del arte contemporáneo, en 1996, junto con Alex Romero (artista y curador), formó el colectivo de arte Hermanos Ponderosa, que en un inicio se enfocó principalmente en instalaciones sonoras y video arte. Más adelante el colectivo exploró el mundo de los videos musicales, ello despierta en Sol un enorme interés por las artes cinematográficas y escénicas. Ha incursionado, además como guionista, fotógrafo, director, actor y bailarín.

Su experiencia en el mundo de la música comenzó, de manera formal, en 1994 con la banda Zurdok, con la que realizó tres álbumes. Desde el año 1999 hasta el 2010 se dedicó principalmente a dirigir en Monterrey el colectivo de artistas llamado Happy-fi, al colaborar como productor e integrante de distintas bandas y proyectos. Durante su carrera ha participado en un sinfín de conciertos y en más de quince álbumes musicales. Su trabajo se ha presentado en: Museo Tamayo, Ciudad de México; Museo de Arte Contemporáneo de Monterrey, MARCO; Museo Jumex, Ciudad de México; en las galerías José García, FF projects, galería y EDA, entre otras.